Cómic de la Semana: The Walking Dead #50

Quienes han tenido la oportunidad de leer el cómic de The Walking Dead podrán comentar que hay varios números que merecen una mención especial o podrían considerarse como destacados. Y es que Kirkman ha hecho un muy buen trabajo con esta serie, logrando entregas memorables prácticamente en todos los arcos argumentales que ha tenido.


El número al que hacemos mención, el 50, nos ha impactado no por las escenas de acción que tiene o por lo impresionante de su argumento (que es bastante simple) sino por la increíble capacidad de transmitir la desesperación del personaje central de este número, Carl, el pequeño hijo de Rick (el protagonista de la serie). Kirkman y Adlard no sólo logran reflejar la desesperante situación que envuelve al niño sino que plasman la soledad que le rodea.


Advertimos que el resto de esta entrada revela la trama de este número, así que sólo si lo desean, pueden continuar.

Datos de Publicación
Año: 2008
País: USA
Colección: The Walking Dead
Número: 50
Guión: Robert Kirkman
Dibujo: Charlie Adlard
Tipo: Serie continuada
Editorial: Image


Reseña
El enfrentamiento final con la gente de Woodbury y su líder, El Gobernador, ha dejado muchas bajas en ambos bandos. El grupo de Rick se ha visto casi completamente exterminado, los sobrevivientes se han dispersado y ahora Rick y Carl huyen de los zombies que los perseguían al salir de la prisión que estaban habitando. Pero Rick ha caído enfermo.

Carl se ve obligado a cuidar de su padre y protegerlo de los zombies que los acechan en la casa donde se han refugiado. No sabe si su padre mejorará y están completamente solos. Carl se enfrenta a los zombies y le reclama a su padre por el cruel destino que les ha tocado vivir. Finalmente, luego de una noche terrible, Carl admite su miedo.

Opinión
La idea central de este cómic es bastante simple: Carl debe cuidar a su padre que está enfermo. Pero si consideramos que Carl es un niño de aproximadamente 10 años y ambos, padre e hijo, se encuentran en un ambiente totalmente hostil, la idea ya no es tan simple.

Más allá de las escenas de acción, lo que podemos ver es una colección de sentimientos que afloran en Carl conforme la situación se torna complicada. Carl enfrenta cada situación lo mejor que puede y el resultado de sus acciones le produce sensaciones que son evidentemente difíciles de manejar para un niño, un niño que cada vez más se aleja de su propia naturaleza infantil.


Si se lee entre líneas este cómic podremos ver un metáfora a la violencia diaria que impera en algunas sociedades y cómo ésta influye en nuestros niños. Surgen entonces las preguntas ¿está un niño preparado para afrontar situaciones tan violentas?, ¿puede un niño seguir siendo un niño y conservar su inocencia después de que ha tenido que vivir en medio de la desesperación y el miedo?

A nuestro parecer los personajes infantiles de The Walking Dead son los más logrados y los protagonistas de las escenas más crudas. Justamente Carl, el hijo de Rick, es quien aparece como el personaje que mejor se adapta al nuevo mundo en el que vive: en constante peligro, sin ningún tipo de comodidad y aceptando la muerte de los que más quiere como algo muy natural. Sin embargo, la fortaleza que aparentemente muestra Carl llega a un límite y es precisamente esta la escena más impresionante de este número, ya que Carl culpa directamente a su padre de todo lo que ha acontecido y las muertes que han ocurrido mientras éste yace tendido en el suelo inconsciente, la desesperación de Carl ha llegado a su punto máximo.


Estamos ante el que es, hasta el momento, el número más humano de la serie. Algo que se refleja en los cambios de ánimo de Carl, desde su preocupación inicial, el valor y miedo al enfrentarse a los zombies, la sensación de superioridad al vencerlos, la ira e impotencia ante su situación y finalmente, la aceptación de que no puede enfrentarse al mundo solo.

Un cómic sencillamente muy bien logrado.